El autobús de Humberstone a Arica

5 de julio. Tacna, Perú.

El hostal Majhu ocupa un edificio sin insonorización alguna ubicado en la ruidosa avenida 18 de agosto. Me cuesta entender cómo puede aquí la gente, por muy acostumbrada que esté, vivir con ese permanente nivel de decibeles. Por lo demás, el local es agradable: todo está nuevo, impecablemente limpio, y la recepcionista es un amor (aunque de todas formas ya acaba su turno y mañana, domingo, libra). Lástima que sea tan ruidoso, porque, de otro modo, quizá me plantearía quedarme una segunda noche.

Estoy en el área común del hostal, donde acabo de prepararme una manzanilla (lo único que he encontrado, buscando en los estantes del office) para entrar un poco en calor, ya que aquí hace frío, y ponerme a escribir el diario con el cuerpo un poco más entonado. Pero antes de entrar a describir mis primeras impresiones sobre Perú y el enorme contraste que percibo respecto a Chile, cumple acabar de contar lo que venía escribiendo en el anterior capítulo, que no es breve tarea.

Lo había dejado cuando estaba en el apeadero de Humberstone a punto de subirme al Pullman San Andrés con destino Arica. En tierra quedaban mis compañeros de espera, para quienes no hubo ni un hueco en el autobús porque íbamos –según expresión del auxiliar– “a máquina llena”. En efecto, no sólo estaban todas las plazas ocupadas sino que al fondo del pasillo, en el piso superior, Sigue leyendo

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Ucrania destruye un depósito ruso de misiles en Tver

Hace unos días The Slavland Chronicles ha publicado un artículo con las opiniones de su autor, R.S., respecto al exitoso bombardeo ucraniano sobre un gigantesco depósito de municiones y misiles que Rusia tenía en Tver. Me limito a traducirlo aquí al español, respetanto su esencia pero con mi propia redacción (y dejando a un lado las irrelevantes digresiones egolátricas de R.S.)


Los objetivos de esta predecible campaña de bombardeos sobre Rusia son, además de librar una guerra psicológica contra su población, demostrar que Putin es un cobarde que no tomará represalias aunque bombardeen toda Rusia, y degradar la capacidad defensiva del país hasta un punto irreversible. Podría compararse con la campaña contra Serbia, así que a nadie debería sorprender ver una nube de champiñón sobre el territorio ruso.

Informa Reuters:

Según los blogueros de guerra y algunos medios, este miércoles un ataque a gran escala de drones ucranianos sobre Rusia ha provocado una explosión de escala sísmica en un gran arsenal en la región de Tver, forzando a evacuar a la población de una localidad cercana.

En las redes sociales, grabaciones y fotos sin verificar mostraron una gigantesca bola de fuego contra el cielo nocturno y multitud de detonaciones tronando sobre un lago a unos 380 km al oeste de Moscú.

De madrugada, los satélites de la NASA recogieron intensas fuentes de calor emanando de un área de unos 14 kilómetros cuadrados en dicho lugar, donde también los sismógrafos registraron un ligero temblor de tierra.

Yuri Podolyaka, un bloguero ucraniano pro-ruso, ha contado: “El enemigo ha alcanzado un depósito de munición en la región de Toropets. Todo lo que puede arder está ya ardiendo (y explotando).”

[…] Zelenskiy, en su alocución nocturna, sin mencionar expresamente el objetivo elogió el resultado del ataque.

“Anoche logramos un importante resultado sobre el territorio ruso, y tales acciones debilitan al enemigo. Doy las gracias a quienes han participado en él. Semejante precisión es muy inspiradora.”

Dio las gracis al servicio de seguridad SBU, al servicio de inteligencia HUR y a las fuerzas de operaciones especiales.

Previamente, fuentes del SBU habían informado a Reuters de que el ataque con drones había destruido un almacén de misiles, bombas guiadas y munición de artillería.

Tiempo atrás la prensa estatal rusa había informado de que en el lugar [donde ahora han ocurrido] las explosiones había un gran arsenal de armas convencionales. Dicha prensa, actualmente sometida a censura militar, no ha dicho nada en sus noticias del miércoles.

Igor Rudenya, gobernador de la región de Tver, dijo que habían derribado unos drones ucranianos, que se había provocado un incendio y que hubo que evacuar a algunos residentes. No especificó qué estaba ardiendo.

Autoridades y prensa rusas tienen instrucciones de negar que nada haya sido destruido y de echarle la culpa de las explosiones a incendios accidentales. Todas las declaraciones oficiales hablan sólo de Sigue leyendo

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La cofradía de los viajeros sin billete

14 de julio, Arica

Escribo estas notas mientras me desayuno en el Jardín del Sol, un hostal agradable a la vista pero algo molesto al oído, porque en la zona donde están ubicadas las mesas suena permanentemente una musiquilla que, pretendiendo ser relajante, acaba perforándonos los temporales -si no excitando nuestras neuronas del estrés- a los huéspedes que ocupamos las habitaciones contiguas. Es paradójico, por no decir inconsecuente, que haga este hostal mucha gala de su respeto por el sueño de los huéspedes, exhibiendo al efecto vistosos letreros, tanto en los espacios comunes como en las alcobas, con apóstrofes moralizantes sobre las virtudes del silencio para la calidad del descanso, pidiendo a los clientes que sean considerados con el de los demás, etc., en tanto que los propios dueños no honran tales máximas y son ellos los primeros en imponer a la clientela una diana y un toque de queda cuartelarios y en mostrar, por lo demás, escaso respeto hacia el descanso fuera del horario “programado”, si bien esta limitación sólo reza para los huéspedes que, como yo, ocupamos alguna habitación junto a los altavoces del hilo musical.

En un bonito letrero enmarcado que cuelga en uno de los tabiques de mi cuarto leo lo siguiente: El hostal Jardín de Luz se preocupa por crear un ambiente familiar y de sociabilidad, para lo cual sacrifica el espacio de las habitaciones en favor de los espacios comunes, con objeto de ayudar a los viajeros a no permanecer siempre encerrados y fomentar su interacción con los demás huéspedes. Es un gran consuelo saber que la habitación es minúscula por mi propio bien, consuelo sólo comparable Sigue leyendo

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El cruce de Humberstone y la anitgua salinera

13 de julio, cruce de Humberstone, Atacama

En todos los viajes hay jornadas buenas, jornadas malas y jornadas peores; y en este mío la presente me ha parecido de las terceras. Pero, antes, recapitulemos para ponernos al día. Ayer hablé de Pozo Almonte pero no conté cómo llegué hasta ahí desde Calama. Tras salir huyendo de aquella maloliente habitación donde me había hospedado, me fui a la estación de autobuses para comprar el boleto. Como no lo había reservado con antelación, hube de conformarme con un asiento en una fila media que, aunque junto a la ventanilla, no me permitió disfrutar de las panorámicas que ofrece la primera hilada. Una lástima, porque me habría gustado ver, en toda su extensión, los paisajes del inacabable altiplano. Salvo los primeros 40 ó 50 km, a lo largo de los cuales fuimos ascendiendo hasta cotas de unos 3000 m, el resto del viaje transcurrió por una extensísima llanura: cincuenta leguas de terreno llano, siempre con la lejana precordillera hacia levante y alguna pequeña sierra, más cercana, a poniente. El único cambio en la fantasmal monotonía de ese infinito yermo lo trajo Sigue leyendo

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Tormenta de polvo en el altiplano

Mismo día por la tarde, Pozo Almonte

Si El Salvador es uno de esos lugares remotos cuya apacible existencia parece discurrir al margen del mundo, Pozo Almonte, por contraste, me evoca los pueblos que describió Zane Grey en alguna de sus novelas, surgidos de la noche a la mañana, en medio de la nada, a la sombra de la construcción del ferrocarril o del hallazgo de vetas auríferas: poblaciones temporáneas, sin ley ni orden, levantadas y habitadas por gente que no echa raíces y por desaconsejables sujetosde toda calaña llegados al olor del dinero o a la llamada del bullicio. Lugares que se construyeron y crecieron con rapidez y que un buen día, al agotarse el filón o cesar la actividad que les dio vida, quedaron abandonados y medio desmantelados con igual o mayor premura.

Sito en el cruce de la Longitudinal Norte con la carretera que lleva a la turística zona de Mamiña y Pica, a raíz de unas recientes concesiones mineras Pozo Almonte hierve hoy de actividad comercial y constructora, al llamado de las cuales acuden buscavidas de todo pelaje: pedigüeños, saltimbanquis, vendedores callejeros, prostitutas, rateros, músicos ambulantes… ¡yo qué sé! En sus apenas tres quilómetros cuadrados hay, sin contar los puestos del mercado, al menos medio centenar de tienduchas y arriba de veinte o treinta comedores. Las calles secundarias (es decir, todas salvo la carretera Longitudinal) están infestadas por nada amistosos canes vagabundos (una de las peores plagas de media Iberoamérica) así como domésticos, pues no parece haber vivienda que no tenga su perro guardián; lo cual da una idea de lo poco seguro que debe de ser este sitio. Si esperaba yo encontrar aquí algo remotamente parecido a lo que he dejado atrás, andaba muy equivocado. De hecho, el lugar no invita a quedarse una segunda noche, así que ya veremos qué hago mañana. Y es una lástima, porque su ubicación en el corazón de una inacabable planicie, Sigue leyendo

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En ruta hacia el norte: Antofagasta y Calama

9 de julio, El Salvador

Hoy, por ser mi último día en este pueblo, he dado una caminata más larga que de costumbre, hasta allende la primera línea de colinas hacia el nordeste, allí donde las últimas lomas, en que la piedra cede a la roca, se asoman en empinados peñascales sobre el amplísimo valle, cien metros más abajo. El ancho y suave fondo de la cuenca se extiende aún una o dos leguas más, hasta el arranque de otras nuevas elevaciones, onduladas, no muy altas, formando un mar de montes que allá lejos, en el horizonte difuminado por la bruma, se confunde con el cielo. La tierra es toda de un color marrón apagado, herrumbroso, salvo algunas franjas de tonos crema con vetas azuladas que, supongo, delatan la presencia de mineral cuprífero.

Un detalle que pone de manifiesto, antes que la juventud geológica de estas formaciones montañosas, la falta de precipitaciones es el hecho de que las piedras, que cubren tal vez nueve décimas partes del suelo, sean de caras planas y aristas angulosas y cortantes: no ha erosionado sus bordes el agua, madre de la erosión, y se conservan aún en el mismo estado en que surgieron de las profundidades de la tierra hace millones de años, o quizá tal como se fracturaron y fragmentaron las rocas, sometidas a los acusados contrastes térmicos tan característicos de las zonas desérticas.

Las inmumerables sendas trazadas por la acción del hombre (veredas peatonales las más estrechas, rodadas de motos, quads o pequeños todoterreno las más anchas y polvorientas) sobre el terreno próximo a El Salvador, que van caprichosamente de loma en loma, de collado en collado, a menudo por la cuerda, otras veces faldeando las laderas, sin dirección ni destino concreto, son el testimonio de seis décadas de Sigue leyendo

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Un poblado de gestión privada

7 de julio, El Salvador

Un fastidioso airecillo de poniente, frío, ha soplado durante todo el día por estas altitudes, sin que el puro sol de invierno bastara, con su menguada fuerza, a calentarme el cuerpo. En parte para burlar a ese céfiro traidorzuelo, en parte también por variar la rutina de estos días y cenar algo decente, me he ido hoy a Diego de Almagro a pasar la tarde.

Hago un paréntesis para anotar que cada día comprendo menos los criterios que las empresas de transporte, en Chile, usan para establecer sus precios. De hecho, me tienen un poco perplejo. Según la web de Pullman, el billete desde El Salvador a Almagro cuesta 3600 pesos, pero el trayecto inverso sale por 6700 (ambos con el descuento aplicado del 10% por compra online), lo cual supone ya, de entrada, una asimetría difícil de entender. Pero luego, al comprar el pasaje de ida en la taquilla (donde pregunté por mera curiosidad), no sólo no perdí ese 10% de descuento, sino que me cobraron 100 pesos menos, o sea 3500. En vista de esto, parecía claro que, al volver, debería hacer lo mismo. Pero resultó que en la taquilla de Almagro no venden billetes a El Salvador (otra asimetría incomprensible), sino que el viajero debe comprárselo al conductor del bus. ¿Por cuánto? Por 3000 pesos. O sea que no sólo es falso ese descuento por compra online, sino que el pasaje pagado a bordo sale a menos de la mitad respecto al precio en la web. En cualquier caso, todo el sistema parece enormemente arbitrario, y el único elemento que por lo visto no falta es Sigue leyendo

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Charlatanes, sociópatas y misántropos

Me cuenta un vecino que el supermercado del pueblo está subvencionado por Codelco, la explotadora estatal de la mina, que saca a concurso la concesión cada equis años con el fin de mantenerlo abierto a cambio de unos fondos, pues de lo contrario, por lo visto, el negocio trabajaría a pérdidas. Pero no sé yo lo cuantiosas que serán éstas y aquéllos, ni qué corruptelas habrá, porque, por lo que observo, la superficie (muy extensa, por cierto) tiene un movimiento considerable. Es el único lugar de El Salvador donde proveerse de comestibles y otros suministros, y todo el mundo acude ahí a llenar la despensa.

Esta mañana, en otra de mis charlas con don Mario (así lo interpelo yo porque le gusta al hombre que lo traten de don, y él me corresponde con igual deferencia), hemos hablado sobre el blanqueo y normalización social de la paidofilia que, poco a poco, Sigue leyendo

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