1 de julio, El Salvador
Me hallo sentado a una soleada mesa (donde el calor empieza ya a incomodarme un poco) en un quiosquillo callejero donde sirven café, bebidas y snacks emplasticados. En otra mesa, cuatro trabajadores de Codelco despachan una refacción de media mañana. Al otro lado de la avenida unos jardineros riegan y cuidan con mimo el parque central: en esta tierra las zonas verdes sobreviven a duras penas y necesitan que se les prodiguen cariños de enfermera. Los columpios del parque bostezan de aburrimiento: como en casi todas partes, salvo en el mundo musulmán o el África negra, la tasa de natalidad en Chile no supera los 1’4 hijos por mujer (datos de 2022), de modo que apenas hay niños; menos aún en este pueblo, como bien se comprende, por ser básicamente un campamento minero.
Llega un momento en casi todos mis viajes en que los días empiezan a correr sin darme cuenta, como cuando estoy en casa. Al principio, la novedad y falta de familiaridad con el entorno y las costumbres Sigue leyendo