4 de julio, misma localidad
Sólo me quedaré dos días más en El Salvador. Hoy es martes y tengo el hostal pagado hasta el jueves. Podría alargar la estancia otra semana, pero en esta región del planeta, a esta altitud y latitud, pasado el solsticio de invierno comienzan los días a refrescar; y yo no traigo ropa adecuada. Las máximas diarias por encima de los 20 grados han quedado atrás, y ahora se siente ya fresco desde antes del ocaso. El pronóstico meteorológico para la próxima semana mantiene una paulatina bajada de temperaturas, y si decidiera quedarme un poco más tendría que resignarme a no salir del hotel a partir de media tarde, desperdiciando así varias horas de luz. No obstante, aún no me he resuelto del todo a marcharme, porque me tira con fuerza esta vida perezosa y apacible.
En principio, mi idea es continuar viajando hacia el mediodía y pasar al Perú, donde, según me dicen, la vida es mucho más barata y considerablemente más segura. Por lo visto, la Tercera Región (antes llamada Antofagasta), que ahora debo atravesar en mi ruta hacia el norte, es algo peligrosa a causa del elevado número Sigue leyendo






