Lo que sigue es mi traducción de este artículo publicado en el blog Slavland Chronicles.
Putin admite que quiso ceder el este de Ucrania a Kiev. Vuelve a suplicar a sus estimados socios occidentales un acuerdo de paz.
En anteriores artículos, especulando sobre el posible contenido del tratado de paz secreto que Moscú y Kiev firmaron en Estanbul, afirmé que, según la información que se había filtrado (gracias a Lukashenko, Arestovych y otros funcionarios de Kiev), estaba claro que Putin entregaba el Donbass y arrendaba Crimea al régimen de Zelensky. Retiró las tropas que parcialmente cercaban Kiev a cambio de garantías de que sus amigos oligarcas recuperarían sus activos y privilegios políticos en Ucrania, y de que se firmaría un nuevo acuerdo de limitación de armamento. La principal razón para la Operación Militar Especial (OME) fue la detención de su cercano amigo Medvedchuk, y el objetivo era colocar a la cabeza de Ucrania al muy impopular mafioso y criminal Yanukovich. Al fallar tal objetivo, acordaron el compromiso de paz de Estambul, que entusiasmó al equipo de negociación de Kiev hasta el punto de celebrarlo con champán.
Después, Boris Johnson y Occidente, envalentonados por la cobardía de Putin, exigieron a Zelensky romper el acuerdo y —ya que tenían un casus belli— emprender una guerra contra Rusia y Donbass. Putin parecía creer que podría restablecer el statu quo y luego retirar sus tropas como hiciera en Kazajstán sólo un mes antes para apuntalar a Tokayev (un producto antirruso del Nuevo Orden Mundial que forzó una acelerada “4ª Revolución Industrial” entre su propia gente). Al parecer, sus estimados socios occidentales le habían dicho que no interferirían en su OME en Ucrania, y él los creyó. Ahora ya no hay una vez que se ponga frente a las cámaras sin quejarse de cómo lo engañaron y de cómo él ha seguido las normas pero Occidente no.
Hace poco, Putin hizo una curiosa declaración que parece indicar que no tenía interés en aferrarse a Kherson o a Zaporozhye. Esto no significa que entregase Donetsk y Lugansk, pero en cualquier caso es una admisión sorprendente, hecha como quien no quiere la cosa, para demostrar una vez más que —al parecer— él dirige una superpotencia moral, no un estado serio. Aquí:
El presidente Vladimir Putin declaró el viernes que, al inicio del conflicto en Ucrania, Rusia se abría a retirar sus tropas de Kherson y Zaporozhye a condición de que Kiev aceptara una conexión terrestre ininterrumpida entre Crimea y el continente.
En una reunión con los principales diplomáticos del país, reveló que a principios de marzo de 2022, mientras las tropas rusas avanzaban hacia el sur de Ucrania, un importante político extranjero que representaba a Occidente propuso mediar en el conflicto entre Moscú y Kiev. Si bien Putin no dijo el nombre de ese líder, el expresidente ruso Dmitry Medvedev lo identificó como el entonces primer ministro israelí Naftali Bennett.
Esto me coloca un paso más cerca de confirmar mi teoría conspiratoria original: ahora sabemos que Putin estaba dispuesto a rendir, al menos, Kherson y Zaporozhye. Incluso es posible que esperara que Zaporozhye cayese en manos ucranianas el verano pasado, pero el general Popov desafió algunas reglas y decidió conservar la región. No sería lo más extraño que hubiese ocurrido en esta guerra. Quizá por algo Popov está ahora encarcelado.
Otra revelación: Putin operaba conforme con los israelíes y les brindaba garantías de que iba a limitar sus operaciones y no atacar a ningún miembro del gobierno de Kiev, israelí en su totalidad. Desconocemos aún cómo exactamente mediaron y manejaron los israelíes este falso y controlado conflicto, pero confío en conocer nuevos detalles sobre los roles que jugaron y los obsequios que Putin les ofreció para que le consintieran emprender la OME. Él, igual que Zelensky, tiene muchos y poderosos amigos en Israel que presumen abiertamente de que Putin es el líder más filosemita que Rusia haya visto jamás. Son ellos quienes le elaboran sus principales discursos, sus repetidos temas de conversación y sus posiciones políticas, como espero demostrar pronto.
Según [Putin], Bennett había preguntado a los funcionarios de Moscú por qué, si el objetivo manifestado era ayudar a Donbass, las tropas rusas estaban operando en las regiones de Kherson y Zaporozhye.
Se le respondió —explicaba Putin— que la decisión se había tomado según los planes del Estado Mayor, buscando eludir las posiciones ucranianas fuertemente fortificadas en Donbass. Y cuando Bennett preguntó si esas tropas permanecerían en Kherson y Zaporozhye acabado el conflicto, Putin le dijo que estaba abierto a la idea de hacerlas regresar a sus bases.
“Respondí que, en principio, no descartaba que Ucrania conservsase su soberanía sobre esos territorios siempre que Rusia tuviera una conexión terrestre estable con Crimea.”
Putin señaló que, para consolidar la garantía, Moscú y Kiev tendrían que firmar un acuerdo de “servidumbre” legalmente vinculante, una ley que enlazase derechos y obligaciones con la propiedad o posesión de la tierra.
Varias cosas:
- Putin y otros oficiales habían venido señalando abiertamente que atacar a las FFAA de Ucrania en Donbas era una locura, por lo fortificadas que estaban esas posiciones. Ahora resulta que lanzar oleadas de soldados a las picadoras de carne ucranianas es una genialidad militar.
- No es sólo que Putin contemplase esta idea, sino que esto fue probablemente lo que motivó la retirada de Kherson: el Kremlin sólo veía ese territorio como moneda de cambio (igual que Donetsk y Lugansk, en realidad).
- A pesar de que Occidente y Kiev lo han engañado en innumerables ocasiones —y él se queja sin cesar, en público, de que no son de fiar— vuelve a explicarnos otra vez que lo que quiere es un papel firmado (ya se sabe: como el tratado de paz de Estambul) y que está dispuesto a dar a sus enemigos otra oportunidad, porque él es así de condenadamente humanitario y fiable.
Después, el acuerdo tendría que cerrarse con la participación del Consejo de Seguridad de la ONU, la ciudadanía [de dichas regiones] y el pueblo ruso.
Sí; una vez consolidado el acuerdo, sin duda habrían falsificado un referéndum para que pareciese que los residentes locales preferían seguir formando parte de Ucrania.
Sin embargo, cuando Bennett viajó a Kiev para presentarle al gobierno ucraniano la propuesta de Moscú, se la rechazaron, tildándolo de simpatizante ruso —señaló Putin.
Él pensaba que los israelíes iban a ponerse de su parte en este conflicto. Parece sinceramente molesto y asombrado de que, por el contrario, apoyaran a Zelensky. Después ha manifestado su incredulidad en múltiples ocasiones, calificando a Zelensky como “mal judío” y señalando que el Kremlin ha sido mucho más duro con los gentiles que el líder ucraniano. Putin se jacta a menudo de hasta dónde ha llegado para favorecer los intereses de Israel en Rusia, incluidas las leyes contra la incitación al odio y las detenciones de personas críticas con los judíos.
Existe en ciertos círculos extranjeros pro-Putin un persistente mito según el cual el Kremlin tolera el antisionismo o el discurso judeocrítico, pero esto no es cierto. La represión viene por oleadas. Durante diez años los matones de Putin llevaron a cabo una represión generalizada que condujo a la detención de cientos, tal vez miles de ciudadanos acusados de nacionalismo ruso. Sólo después de esto se despenalizó la libertad de expresión, y las cosas parecían marchar positivamente hasta que estalló la OME, y ya nadie sabe qué vendrá después.
Ahora esta propuesta ha quedado descartada, toda vez que Kherson y Zaporozhye, más las dos repúblicas del Donbass, votaron a favor de unirse a Rusia en referendos públicos en el otoño del 2022 —afirmó Putin. “No cabe hablar de violar nuestra unidad nacional… Esa cuestión está cerrada para siempre y fuera de todo debate.”
Al mismo tiempo, Putin señaló que en Moscú están dispuestos a entablar conversaciones con Kiev a condición de que este gobierno retire por completo sus tropas de Donbass, Kherson y Zaporozhye y abandone el proyecto de unirse a la OTAN. Pero Kiev ha rechazado la propuesta e insiste en volver a las fronteras de 1991.
En efecto, no pasa un mes sin que Putin suplique a sus estimados socios occidentales que lo saquen de la metedura de pata que ha sido su nefasta incursión en Ucrania. Ahora ha ofrecido condiciones más conciliadoras que en anteriores ocasiones. Previamente solía hablar de que todo el territorio necesitaba ser “desnazificado” y “desmilitarizado”, pero ahora ya sólo pide que se acepten sus demandas sobre Kherson, Lugansk, Donetsk y Zaporozhye. Y ni siquiera esto es una verdadera condición. Él entregaría esos territorios en un abrir y cerrar de ojos si tal cosa supusiera poder volver al statu quo previo, que es lo que más ardientemente desea.
Pero Kiev nunca va a aceptar esos términos por la sencilla razón de que la OME es muy provechosa para la OTAN, que de momento lleva logrado lo siguiente:
- cientos de miles de eslavos muertos
- controles totalitarios, establecidos tanto en Rusia como en Ucrania, que han llevado al asesinato o desaparición de docenas de prominentes voces patrióticas
- millardos en ganancias del complejo industrial militar por contratos de armas
- millardos en dinero robado por los políticos que envían ayuda económica a Ucrania
- millardos en deuda que, cuando acabe la guerra, se pagará con activos ucranianos, como tierras, agua, minerales…
- más millardos en los contratos de reconstrucción que vendrán
- Europa obligada a depender del gas estadounidense, lo que supone enormes ganancias para compañías propiedad de poderosos agentes y políticos
- la Alianza revitalizada y la disidencia aplastada en los países europeos que intentaban escapar al control de EE.UU.
- nuevos miembros entre países que hasta entonces eran neutrales
Pese a que la guerra es un negocio muy rentable, la gente parece olvidarlo de inmediato cada vez que comienza una nueva, porque ésta les parece de algún modo especial, distinta; más moral y humanitaria, estoy seguro.
En cuanto a las nuevas condiciones de Putin, bueno, casi parece que cree poder seducir a la OTAN. Aquí:
“Hacemos un llamado a pasar esta trágica página de la historia y restablecer gradualmente las relaciones con Ucrania y Europa.”
¿Qué pasó con la Guerra Total contra el satanismo globohomo?
Y aquí:
Respecto a las condiciones para la negociación:
El ejército ucraniano debe retirarse de los oblast de Lugansk, Donetsk, Kherson y Zaporozhye; Kiev debe declarar que no se unirá a la OTAN. La Federación Rusa está dispuesta a garantizar a las unidades y formaciones ucranianas la retirada segura del Donbass.
Otra firme promesa de caballero entre viejos amigos, ¿eh?
Todo esto es demasiado ridículo para tomarlo en serio ni por un momento. Pese a mostrarse más conciliador que nunca, Kiev y Washington rechazaron a Putin de inmediato. A menos que tenga algún as en la manga, no es fácil ver por qué cree que puede dictar sus términos a la OTAN. Aún así, y pese a sus bravatas, está bastante claro que ya empieza a dar marcha atrás en sus “demandas”; y eso que sólo conocemos las reveladas a las ignorantes masas; no sabemos cuántas concesiones está haciendo por canales ocultos, pero probablemente tendrá que firmar aún más medidas de renuncia a la soberanía rusa.
Por lo que parece, en realidad sólo quiere que le permitan gobernar hasta que muera, para que no puedan cargárselo como hicieron con Saddam, Gadafi y todos los demás. Après moi, le déluge.
Y probablemente no haga falta esperar mucho. Por alguna razón, el Ministerio de Defensa ruso no está rotando a los soldados, milicianos, contratados y prisioneros que luchan en la guerra. Esto es una locura; literalmente una tragedia. Los soldados no hacen turnos y se les dice que deben combatir hasta que mueran, so pena de ser fusilados por su propio bando. Esto está discutiéndose en los canales de Telegram, y circulan vídeos de soldados quejándose de que los están obligando a regresar al frente tras haber sido heridos, cuando aún están recuperándose o durante sus permisos. Este descanso es esencial: pasado cierto punto, la efectividad del soldado en combate cae a plomo porque a) comienzaa a rechazar órdenes y b) comienza a implicarse en motines.
Esto fue un serio problema durante la ocupación norteamericana de Irak, cuando el ejército se negó a la rotación de soldados por la grave escasez de ellos. Rusia tiene tan pocos efectivos en el frente que, simplemente, la rotación no es posible. O bien —peor aún— el gobierno prefiere que esos soldados no se reincorporen a la sociedad porque teme las consecuencias, que podrían ser las siguientes:
- Trastorno de estrés post-traumático y mala reintegración
- Aumento del sentimiento patriótico y nacionalista, que conduce al activismo antigubernamental
- Historias de terror, extendiéndose por la sociedad, sobre la verdad de cómo se libró esta guerra
- Temor a que se formen grupos paramilitares antigubernamentales
Parece que los problemas relacionados con el frente están llegando a un punto de ebullición. Esto puede deberse a que el cese de Shoigu demostró que había algo muy podrido en el Ministerio de Defensa, lo cual animó a más gente a comenzar a hablar.
Hace poco se discutieron abiertamente en Spets —un canal de TV y online de tendencia patriota— las terribles condiciones de los soldados rusos en el frente. No se les conceden permisos ni se les permite rescindir sus contratos temporales con el Ministerio de Defensa. El presentador, Iván Otrokovsky, comentaba que:
- se trata de una guerra de autodestrucción; estamos aniquilándonos a nosotros mismos
- nuestro gobierno está dirigido por gordos empresarios que odian al pueblo ruso
- tenemos que deshacernos de este gobierno como sea; los rusos deben volver a entrar en la arena política de la que han sido expulsados
- necesitamos comenzar a reunirnos por toda Rusia y articular una plataforma patriota para nacionalizar el gobierno y la economía
- hace falta un gobierno popular que eche a los políticos; Rusia necesita elecciones de verdad en las que cualquier ciudadano pueda participar
- como dice Simonyan: “si alguna vez toma el poder gente como tú, lo primero que harás será colgar a gente como ellos”
- Rusia necesita un nuevo SMERSH que expulse a los traidores que hay en el poder
- nuestros compatriotas se ven obligados a vivir con la cabeza gacha
- mientras el gobierno mata y humilla a todos los rusos que puede, los burócratas y políticos se jactan abiertamente de poseer Rusia; no se ven a sí mismos como servidores públicos
- el gobierno concibe a los ciudadanos como ganado
- hay que abordar la situación migratoria; el principal problema es que un grupo de sórdidos mercaderes dirige Rusia y tiene el país en venta
- ¿por qué no llegan al frente los suministros bélicos?
- ¿por qué nadie tiene claro los objetivos militares?
- “El mal ha triunfado [en Rusia]”
- los rusos tienen el deber consigo mismos, y con su progenie, de resistir este mal
Son palabras de lucha. No mencionaron nombres ni etnias, pero, aun así, no he visto semejante andanada patriótica de derechas contra el Kremlin desde que asesinaron a Prigozhin y arrestaron a Strelkov. Habrá que estar atentos a cómo acaba este hombre.
Rusia está bajo presión. No puede seguir dependiendo de los restos de la oxidada industria soviética ni de estos combatientes presionados por bandidos de sádicos comisarios que les dicen que o mueren en el frente o los fusilarán.
Incluso China ha empezado a apretar la soga en torno al cuello de Rusia. Primero les cortaron los suministros; ahora, tras una conversación con Zelensky, se han comprometido a redoblar las sanciones contra Moscú:
Rusia no recluta soldados porque, como podemos comprobar por nosotros mismos, Putin está intentando desesperadamente negociar su salida de este lío en lugar de tomar las medidas necesarias para librar una guerra seria contra Kiev y la OTAN.
Pero, aunque entregase toda Ucrania, no creo que haya paz. Pronto el conflicto se expandirá hacia el interior de Rusia.