No hace falta ir a Norteamérica para encontrar asombrosos cañones ni a Sudamérica para disfrutar de un insuperable chuletón de buey: en el centro de nuestra sufrida piel de toro, en la serranía de Cuenca, hay parajes que envidiaría el foráneo más chauvinista, y se cría una carne para satisfacer el paladar más exquisito. ¿A qué buscarlo fuera? ¡Lo tenemos aquí!
Los embalses de Entrepañas y Buendía formaban parte del “cancionero” geográfico en mis tiempos de escolar, cuando aún se estudiaba geografía de España en todos los colegios de la provincia o región que fuesen. Hoy, habiendo pasado la noche en Pastrana, apenas a veinte quilómetros de los pantanos, ¿qué más natural que acercarme a visitarlos y, de paso, seguir disfrutando la moto y el buen tiempo? Así conoceré de primera mano lo que hace cuatro décadas era sólo una aburrida letanía.
La mañana, soleada y hermosa, saca resplandores moriscos a un Pastrana que mira hacia el sur. Pese a este cielo sin nubes, aún no ha entrado la primavera y sobre la moto hace rasca. Sigue leyendo