Que ETA haya anunciado el cese de la violencia justo un mes antes de las elecciones no es, por supuesto, ninguna casualidad; y nadie puede ser tan inocente como para ignorarlo. No estoy descubriendo la pólvora. Pero intentemos analizar el asunto en una mínima profundidad: de entre todas las posibles fechas en que, durante los últimos diez años, o los últimos diez meses (que tanto monta), podían haber anunciado el cese de hostilidades, ETA ha venido a elegir hacerlo, precisamente, cuando el gobierno PSOE está a punto de ser, según todos los pronósticos, desbancado por el PP. Y yo, como siempre en política, me hago la mágica pregunta: ¿Qui prod est? ¿A quién beneficia esto?
¿A ETA? Tal vez, pero sólo colateralmente: si bien es cierto que, en una posible negociación, les iría mejor con el PSOE, también lo es que, puestos a negociar, no tenían por qué haber esperado hasta ahora. No. El principal beneficiario de este anuncio es el PSOE, ya que muchos, muchísimos serán los votantes que, al conocerlo, cambien su intención de voto.
Así, el siguiente paso en el análisis es inmediato: si los del PSOE son los principales beneficiarios, ¿no serán también coautores? Por supuesto, ETA ha dado este paso en este momento para tratar de evitar un inevitable cambio de gobierno; pero aquí la mayor tajada puede sacarla el PSOE, que, en su proverbial mal perder, nunca ha titubeado en pactar con el mismísimo diablo.
Lo de siempre: propaganda preelectoral.