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Fue de pura chiripa encontrar este restaurante japonés en el distrito Shekou de Shenzhen (China); ¡y vaya un descubrimiento! Se ajustaba al dedillo a mis preferencias: buffet libre de comida japonesa, de una exquisita calidad, experta cocina, todo preparado frente al cliente, en su misma mesa, con una limpieza extrema, una gran variedad de platos, batidos, zumos naturales, postres y lo que sea; todo lo que puedas beber y comer durante dos horas, por el ridículo precio de 20 €. ¡Dios mío!
Cuando llegas, te sientan a una gran mesa con una docena de otros comensales, donde hay dos enormes planchas, cada una a cargo de un cocinero. Coges el menú y empiezas a pedirle todo lo que quieras a un camarero, que pasa tu orden a la cocina, donde a su vez preparan los ingredientes para los cocineros; y una vez éstos reciben las bandejas, cocinan, fríen, cuecen, hierven o hacen lo que cada plato requiera, sin más ayuda que dos espátulas grandes, una en cada mano. Todo se prepara en las planchas; incluso cocer huevos, a base de verter agua sobre la plancha caliente a su alrededor y cubriéndolos con una tapa semiesférica. ¡Impresionante!
Muy pocas veces en la vida me he dado un festín semejante: sushi, sashimi, tenpura, carpaccio (o sea, sashimi de ternera), pescado fresco, la mejor carne de ternera asada con cebolla, batidos de mango y de plátano, zumo de sandía y de papaya, ensalada de frutas, ensalada de mango y foie-gras, ostras, vieiras, langostinos, vino… Incluso helado Haagen-Dazs de postre. En lugares y ocasiones como ésta, hay que dejar a un lado cualquier pensamiento de dieta, por supuesto.
Pero lo mejor de todo es ver a los cocineros, cómo lo hacen todo con sus espátulas, que manejan a la velocidad del rayo: desde extender el aceite hasta trocear la carne, desde mezclar los ingredientes hasta servir los platos, desde cortar la mantequilla hasta dejar la plancha limpia como una patena, todo hecho con una destreza y una ejecución impecables. Un verdadero espectáculo. Sólo contemplarlos vale bien el precio del buffet, así que bien puede uno considerar que el resto, o sea la comida, es gratis. ¡Chapó!
Lo que me pregunto es: ¿cómo le ganarán dinero a ese restaurante?
What you tasted was the flavor of CAPITALISM. Enjoy it while it lasts. The liberals and president in the states are trying to bring us to rice and a weekly piece of chicken.
I will. I bet ten to one that those guys in the restaurant can’t care less about your magic negro, and that it will still be working a decade after no one even remembers Obama any more. :-)