(Artículo publicado en Estrella Digital el 25/11/2012)
Deberían los jueces poner un cuidado exquisito en su trabajo y guardarse mucho, muchísimo, de cometer errores que permitan la puesta en libertad de criminales con la capacidad de soborno de las mafias chinas del blanqueo de dinero. Delincuentes de esta catadura pueden permitirse pagar el cohecho de medio gobierno, media policía y medio poder judicial; y ya se leen en internet maldicientes comentarios sugiriendo que lo del “error” es un cuento chino -¡je!: chino-, y que los jueces están untados con manteca. Por eso yo, convencido de la inquebrantable pulcritud moral de Sus Señorías, les recomendaría -si me aceptaran el consejo- que a la hora de lidiar con tan pudientes malhechores pusieran la misma diligencia que -me consta- saben poner cuando se trata de procesar a un pobre desgraciado que osa mirar mal a un juez, o a un antidisturbios que pega un mamporrazo desafortunado en una manifestación. Así, y para acallar los nacientes -aunque infundadísimos- rumores de deshonestidad y dejar limpia mancha y polvo a la casta judicial, podrían por ejemplo empezar suspendiendo de funciones a los Señorías que resulten responsables de la libertad de tan influyentes detenidos. ¿Qué les parece?
¿Qué va a parecerles a sus todopoderosas señorías? Remedando una conocida frase bíblica, podríamos decir con ellos que antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un defraudador por la puerta de la cárcel.