Si no hubiera sido porque quien me lo contó era una persona de confianza, habría creído que se trataba de un chiste.
No, me temo que lo anterior no es cierto. Podría haberlo sido si yo fuera ajeno a la idiosincrasia española en general, y desconocedor del personaje de Zapatero en particular. Pero la verdad es que, aunque puse los ojos en blanco al enterarme de la noticia, me la creí sin lugar a dudas.
El Ministerio de Igualdad.
¿Cuál es su objeto? No lo sé, pero puedo imaginarlo. Acúseme de hablar sin conocimiento de causa quien quiera, pero que me cuelguen si la función de este nuevo ministerio no es conseguir que las mujeres sean cada día un poco más iguales a los hombres, al tiempo que los hombres son cada día un poco menos iguales que las mujeres. Se trata de una correspondencia matemática, perfectamente conocida, llamada igualdad asimétrica. Que viene a ser, en términos semánticos, algo del mismo calibre que la famosa discriminación positiva, que también está muy relacionada con el ministerio de la igualdad.
Decir discriminación positiva es como decir bondad negativa, o llano ondulado, o ruido silencioso. Pero hay que admitir que los socialistas, en España, son unos verdaderos artistas de la semántica. No hay más que echar un vistazo al nombre de ese otro nuevo Ministerio, el de Ciencia e Innovación. ¡Caray! Innovación. Suena fenomenal. Con estos nombres, ¿quién puede decir que nuestro gobierno no es progresista?