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Premisa nº 1: Las religiones no son nada más que un calmante. Nos ayudan a soportar la vida y, al final, a confrontar la muerte. En este sentido, actúan como sedantes, anestesiando nuestra mente e incluso, en algunos casos, nuestros sentidos también. Por esto todas las religiones predican algún modo u otro de continuidad en la existencia. Es más fácil aceptar la muerte sabiendo que nuestra alma, energía, espíritu o lo que sea, son millonarios en eternidad.
Esto lo sabe todo el mundo.
Premisa nº 2: También es obvio que las religiones son evolutivamente ventajosas. Más que un hecho, es una tautología. No imagino el modo por el que las religiones sean beneficiosas para las naciones, pero han de serlo a la fuerza, pues de otro modo no habrían sobrevivido hasta nuestros días. (Me refiero, claro, a evolución social, no genética.) Por eso tiene que haber alguna ventaja para un pueblo en el hecho de que sus individuos sean religiosos; pero cuál sea esta ventaja es algo que ignoro.
Ahora bien: mi duda, al conectar ambas premisas, es la siguiente: ¿cómo es posible que los ateos no hayan poblado las naciones? Puesto que un ateo sabe que no vivirá para siempre, se le puede presumir, razonablemente, un mayor impulso para permanecer con vida, con lo cual tendrá más probabilidades de sobrevivir y diseminar sus creencias (igual que esparciría sus genes). Por la misma razón, es de esperar una mayor incidencia del suicidio entre los creyentes que entre los ateos, ya que éstos “tienen más que perder”. Así que, ¿por qué estos últimos no son mayoría en las poblaciones humanas?
¿O es que, pese a ser espiritualmente perennes, el impulso para lograr su “misión” en la vida les otorga a los creyentes una ventaja comparativamente mayor que la que hemos comentado para los ateos?
Por favor, escribe un comentario si tienes la respuesta a esta pregunta, o recomiéndame alguna lectura sobre el papel de la religión en la evolución social.